— Material Terapéutico

Qué es la Autoestima

Qué es la Autoestima

La autoestima, es decir, la capacidad que tiene la persona de quererse a si misma sanamente es tan esencial para el bienestar y el buen funcionamiento que cuando nos falta somos capaces de llevar a cabo comportamientos que nunca hubieramos imaginado, que incluso nos avergüenzan, con tal de obtener un poco de ella.

Amarse a uno mismo es una necesidad básica.

Es importante no confundir esto con el narcisismo. Autoestima sana no es creerse superior. Tampoco es mirarse el ombligo constantemente ni sentirse el centro del mundo, ni creer que todo gira a tu alrededor. No es negar los propios defectos o los errores. Ni depende de tener cualidades positivas o éxitos.

La persona con autoestima sana, simplemente no se compara, se centra en sus metas, en lo que le hace feliz, se dedica a ser, a desarrollarse. No se siente superior ni tampoco inferior.

Además, está más dispuesta a girar su mirada hacia el mundo, pues se siente en paz, no hay guerras que librar en su interior, por lo que puede dedicar sus energías a lo exterior.

Tener una autoestima sana significa también tener una visión objetiva de una misma, viendo las propias virtudes, y los propios defectos. Al tener mayor seguridad en ti misma, los defectos se admiten con más libertad.

Y por último, la autoestima sana es incondicional. No depende de ninguna cualidad ni ningún logro.

Si has leído hasta aquí, puede que aparezca en tu mente un interrogante: la autoestima sana ¿significa que voy a poder hacer lo que me de la gana y aún así me voy a querer igual? ¿me volveré permisivo/a conmigo aunque haga cosas que me perjudiquen?

La respuesta es que no, porque en tal caso no te querrías demasiado. Quererse incondicionalmente significa también decirse "no". Porque quererse es, entre otras cosas, cuidarse, y para poder cuidarse muchas veces hay que ponerse límites sanos. No darte permiso para comer cualquier cosa, ni para el sedentarismo, ni para continuar con una relación que me hace más daño que otra cosa, por poner algunos ejemplos.

¿Cómo saber si tengo autoestima sana?

La autoestima no es algo que podamos ver ni tocar directamente. Pero podemos darnos cuenta de ella a partir de observar lo que pensamos, sentimos y hacemos. Porque la autoestima es una actitud, la actitud que tienes hacia ti.

Podemos definir la autoestima de la siguiente manera:

La autoestima es una actitud, es decir, un conjunto de sentimientos (amor incondicional hacia uno mismo/a), pensamientos (el autoconcepto, qué pienso de mí, cómo me veo) y conductas (cómo me comporto conmigo, qué hago por mí), que hacen que una persona se considere digna de ser amada por sí misma, sin tener que depender del exterior para ello.

El tipo de autoestima que se tenga, ya sea sana o baja, se ve reflejada en estos tres aspectos (sentimientos, pensamientos, conductas). Veamos cómo se manifiestan en dichos aspectos en una persona con autoestima sana y en una persona con baja autoestima:

 

Persona con autoestima sana

Persona con baja autoestima

Sentimientos

 - Siente hacia sí misma amor, interés, respeto, afecto, ternura, deseo de ayudarse cuando tiene sufrimiento, aceptación incondicional, implicación, complicidad...

- Tiene un sentimiento general de gustarse.

- Existe claridad en cuanto a saber lo que está sintiendo y necesitando

- Se siente insegura, con poca confianza en sí misma, inferior.

- Siente miedo a ser rechazada

- No se gusta, puede odiarse, no acepta sus defectos o debilidades, no acepta sus errores, no siente interés ni implicación hacia sí misma, siente falta de valía, soledad, desesperación.

- Hay confusión emocional, le cuesta saber cómo se siente y qué necesita

Pensamientos

- Puede ver tanto sus sus cualidades, como sus defectos, tiene una visión equilibrada de sí misma.

- Puede ver sus errores y aprender de ellos.

- Piensa que es valiosa y merecedora de amor.

- No piensa que es superior ni inferior a los demás.

- Se entra en juegos mentales como compararse con los demás, o exigirse en exceso.

- Se guía por normas y no por lo que realmente quiere o necesita hacer. - - Existe menor claridad en el autoconcepto, con pensamientos y sentimientos confusos y ambivalentes cerca de sí mismas. (¿Quién soy, cómo soy?)

- Hay una visión excesivamente negativa respecto a las propias habilidades y méritos, y bajas expectativas acerca de lo que se puede conseguir en la vida, lo que se es capaz de hacer.

- Hay autocrítica patológica, que es una forma dañina de autocrítica que produce sentimientos de inferioridad, inseguridad, desánimo, abatimiento...

Acciones

- Se ayuda cuando sufre

- Disfruta de lo positivo de la vida

- Escucha sus emociones y necesidades, y hace lo posible por cuidarse

- Se respeta, no poniendo a los demás por delante de si misma

- Hay autonomía a la hora de decidir y actuar.

- La empatía está dentro de límites normales, se utiliza para entender a los demás, no para complacerles en exceso.

- Hay independencia afectiva y física (no necesitan aprobación de los demás, ni tampoco estar rodeados de gente de continuo)

- No puede actuar con autenticidad, es decir, según sus auténticos intereses y valores, y en sintonía con lo que se siente o experimenta en su interior.

- Tiene dificultades en la relación con los demás: por ser excesivamente complaciente o por ser agresiva; se puede pasar de la pasividad a la agresividad.

- Dificultades para ser asertiva.

- Es más probable que caiga en comportamientos autodestructivos, como malos hábitos de alimentación.

- Es más fácil que abandone sus metas cuando hay dificultades, que adopte menos riesgos a la hora de conseguir las metas; la persona con baja autoestima se protege más del fracaso. Se produce también inhibición y miedo paralizante a la desaprobación

 


Si tu autoestima no es todo lo sana y fuerte que te gustaría, debes saber que nunca, nunca es tarde para ponerse manos a la obra y trabajar en sanarla.

Paso a paso, poco a poco, puedes ir haciendo algunos ejercicios que te ayudarán a construir una mejor relación contigo.

Siempre teniendo en cuenta que a veces puede ser de mucha ayuda la relación terapeutica con un/a profesional especializado/a en este tema que te guíe y sostenga en el proceso.

Te dejo algunas ideas de qué caminos puedes seguir que te llevarán a una relación cada vez más sana contigo mismo/a:

-- Aprender a reducir la autocrítica destructiva. La autocrítica destructiva tiene la capacidad de bajarte la autoestima de manera muy intensa. Trabajar en transformarla en crítica constructiva es esencial para poder poner paz en tu interior y poder quererte de manera incondicional. 

-- Aprender a manejar los errores. Es importante saber cómo afrontar los errores para que sean fuente de aprendizaje.

-- Aprender a ser autocompasivo/a. La compasión significa empatizar con el sufrimiento, darte cuenta de que el sufrimiento forma parte de la vida y ayudarte de manera activa cuando sufres.

-- Aprender a atender las propias necesidades. Poner las propias necesidades en el lugar que les corresponde. No anularlas ni ponerlas siempre en el último lugar.

-- Aprender a cuidar a mi niño/a interior. Es una preciosa metáfora y una herramienta muy potente con la que trabajar la propia valia y autoestima.

 

Si deseas mejorar tu autoestima y quieres ayuda especializada en este proceso contacta con Sati psicología. Podemos ayudarte. 

La autoestima, es decir, la capacidad que tiene la persona de quererse a si misma sanamente es tan esencial para el bienestar y el buen funcionamiento que cuando nos falta somos capaces de llevar a cabo comportamientos que nunca hubieramos imaginado, que incluso nos avergüenzan, con tal de obtener un poco de ella.

Amarse a uno mismo es una necesidad básica.

Es importante no confundir esto con el narcisismo. Autoestima sana no es creerse superior. Tampoco es mirarse el ombligo constantemente ni sentirse el centro del mundo, ni creer que todo gira a tu alrededor. No es negar los propios defectos o los errores. Ni depende de tener cualidades positivas o éxitos.

La persona con autoestima sana, simplemente no se compara, se centra en sus metas, en lo que le hace feliz, se dedica a ser, a desarrollarse. No se siente superior ni tampoco inferior.

Además, está más dispuesta a girar su mirada hacia el mundo, pues se siente en paz, no hay guerras que librar en su interior, por lo que puede dedicar sus energías a lo exterior.

Tener una autoestima sana significa también tener una visión objetiva de una misma, viendo las propias virtudes, y los propios defectos. Al tener mayor seguridad en ti misma, los defectos se admiten con más libertad.

Y por último, la autoestima sana es incondicional. No depende de ninguna cualidad ni ningún logro.

Si has leído hasta aquí, puede que aparezca en tu mente un interrogante: la autoestima sana ¿significa que voy a poder hacer lo que me de la gana y aún así me voy a querer igual? ¿me volveré permisivo/a conmigo aunque haga cosas que me perjudiquen?

La respuesta es que no, porque en tal caso no te querrías demasiado. Quererse incondicionalmente significa también decirse "no". Porque quererse es, entre otras cosas, cuidarse, y para poder cuidarse muchas veces hay que ponerse límites sanos. No darte permiso para comer cualquier cosa, ni para el sedentarismo, ni para continuar con una relación que me hace más daño que otra cosa, por poner algunos ejemplos.

¿Cómo saber si tengo autoestima sana?

La autoestima no es algo que podamos ver ni tocar directamente. Pero podemos darnos cuenta de ella a partir de observar lo que pensamos, sentimos y hacemos. Porque la autoestima es una actitud, la actitud que tienes hacia ti.

Podemos definir la autoestima de la siguiente manera:

La autoestima es una actitud, es decir, un conjunto de sentimientos (amor incondicional hacia uno mismo/a), pensamientos (el autoconcepto, qué pienso de mí, cómo me veo) y conductas (cómo me comporto conmigo, qué hago por mí), que hacen que una persona se considere digna de ser amada por sí misma, sin tener que depender del exterior para ello.

El tipo de autoestima que se tenga, ya sea sana o baja, se ve reflejada en estos tres aspectos (sentimientos, pensamientos, conductas). Veamos cómo se manifiestan en dichos aspectos en una persona con autoestima sana y en una persona con baja autoestima:

 

Persona con autoestima sana

Persona con baja autoestima

Sentimientos

 - Siente hacia sí misma amor, interés, respeto, afecto, ternura, deseo de ayudarse cuando tiene sufrimiento, aceptación incondicional, implicación, complicidad...

- Tiene un sentimiento general de gustarse.

- Existe claridad en cuanto a saber lo que está sintiendo y necesitando

- Se siente insegura, con poca confianza en sí misma, inferior.

- Siente miedo a ser rechazada

- No se gusta, puede odiarse, no acepta sus defectos o debilidades, no acepta sus errores, no siente interés ni implicación hacia sí misma, siente falta de valía, soledad, desesperación.

- Hay confusión emocional, le cuesta saber cómo se siente y qué necesita

Pensamientos

- Puede ver tanto sus sus cualidades, como sus defectos, tiene una visión equilibrada de sí misma.

- Puede ver sus errores y aprender de ellos.

- Piensa que es valiosa y merecedora de amor.

- No piensa que es superior ni inferior a los demás.

- Se entra en juegos mentales como compararse con los demás, o exigirse en exceso.

- Se guía por normas y no por lo que realmente quiere o necesita hacer. - - Existe menor claridad en el autoconcepto, con pensamientos y sentimientos confusos y ambivalentes cerca de sí mismas. (¿Quién soy, cómo soy?)

- Hay una visión excesivamente negativa respecto a las propias habilidades y méritos, y bajas expectativas acerca de lo que se puede conseguir en la vida, lo que se es capaz de hacer.

- Hay autocrítica patológica, que es una forma dañina de autocrítica que produce sentimientos de inferioridad, inseguridad, desánimo, abatimiento...

Acciones

- Se ayuda cuando sufre

- Disfruta de lo positivo de la vida

- Escucha sus emociones y necesidades, y hace lo posible por cuidarse

- Se respeta, no poniendo a los demás por delante de si misma

- Hay autonomía a la hora de decidir y actuar.

- La empatía está dentro de límites normales, se utiliza para entender a los demás, no para complacerles en exceso.

- Hay independencia afectiva y física (no necesitan aprobación de los demás, ni tampoco estar rodeados de gente de continuo)

- No puede actuar con autenticidad, es decir, según sus auténticos intereses y valores, y en sintonía con lo que se siente o experimenta en su interior.

- Tiene dificultades en la relación con los demás: por ser excesivamente complaciente o por ser agresiva; se puede pasar de la pasividad a la agresividad.

- Dificultades para ser asertiva.

- Es más probable que caiga en comportamientos autodestructivos, como malos hábitos de alimentación.

- Es más fácil que abandone sus metas cuando hay dificultades, que adopte menos riesgos a la hora de conseguir las metas; la persona con baja autoestima se protege más del fracaso. Se produce también inhibición y miedo paralizante a la desaprobación

 


Si tu autoestima no es todo lo sana y fuerte que te gustaría, debes saber que nunca, nunca es tarde para ponerse manos a la obra y trabajar en sanarla.

Paso a paso, poco a poco, puedes ir haciendo algunos ejercicios que te ayudarán a construir una mejor relación contigo.

Siempre teniendo en cuenta que a veces puede ser de mucha ayuda la relación terapeutica con un/a profesional especializado/a en este tema que te guíe y sostenga en el proceso.

Te dejo algunas ideas de qué caminos puedes seguir que te llevarán a una relación cada vez más sana contigo mismo/a:

-- Aprender a reducir la autocrítica destructiva. La autocrítica destructiva tiene la capacidad de bajarte la autoestima de manera muy intensa. Trabajar en transformarla en crítica constructiva es esencial para poder poner paz en tu interior y poder quererte de manera incondicional. 

-- Aprender a manejar los errores. Es importante saber cómo afrontar los errores para que sean fuente de aprendizaje.

-- Aprender a ser autocompasivo/a. La compasión significa empatizar con el sufrimiento, darte cuenta de que el sufrimiento forma parte de la vida y ayudarte de manera activa cuando sufres.

-- Aprender a atender las propias necesidades. Poner las propias necesidades en el lugar que les corresponde. No anularlas ni ponerlas siempre en el último lugar.

-- Aprender a cuidar a mi niño/a interior. Es una preciosa metáfora y una herramienta muy potente con la que trabajar la propia valia y autoestima.

 

Si deseas mejorar tu autoestima y quieres ayuda especializada en este proceso contacta con Sati psicología. Podemos ayudarte. 


Imprimir   Correo electrónico
Image

Instagram

Facebook

Teléfono

+34 611 16 41 78

Whatsapp

+34 611 16 41 78

E-Mail

info@satipsicologia.com